
Divertido, romántico y muy surrealista. Perfecto para entretenerte una tarde.
El que me gusten tanto los animales suele condicionarme bastante a la hora de opinar sobre un libro, película, etc, tanto para bien como para mal, así que aviso que a mi en este caso estaba predispuesta a que me gustase.
Es una historia de personajes extraños, Max, con su fobia, me hizo compadecerme de él, me hizo reir, me enterneció, me desesperó...
Kurt, el perro, que no hace nada, pero literalmente, la sinopsis se queda corta al decir "tranquilo y perezoso". Y Katrin, a la que no le gustan los perros, pero menos aún las navidades con sus padres, que la agobian y la presionan para que se comprometa, a ser posible con un pretendiente aparentemente perfecto, al que ella no soporta, y que también provoca alguna situación divertida. Lo mejor que se le ocurre es contestar al anuncio de Max para cuidar al perro, ya que su padre tiene fobia a los perros...
Tiene bastantes escenas graciosas. Me gustaron especialmente la respuesta que da Katrin al anuncio de Max buscando canguro canino, y la seriedad y solemnidad con la que recuerdan cómo su padre cogió fobia a los perros.
Y aunque escenas románticas no hay muchas, las que hay, y el final te dejan con una sonrisa.
Me gustaron mucho más Contra el viento del Norte y Cada siete olas, aunque es cierto que no tienen nada que ver. Me pareció curioso que los protagonistas queden a través del correo electrónico, y pese a que aquí sí se conocen físicamente, no pude evitar acordarme de Leo y Emmi.
Lo recomiendo si te apetece pasar una tarde leyendo algo divertido, que te deje buen sabor de boca y sin complicaciones.