Lo prometido es deuda, hoy vengo a contaros el día que pasamos juntas Mandarica y yo.
Aprovechando que iba a Asturias a ver a mi familia parecía una buena oportunidad para conocernos, ya que vivimos cada una en una punta del mapa.
Aún así quedamos a mitad de camino, concretamente en Ribadeo, en la provincia de Lugo.
Fue un día genial, tanto por la compañía como por lo que vimos. No soy muy objetiva, puesto que los paisajes del norte son mis favoritos, pero en este caso superaron mis expectativas con creces. A las pruebas me remito.
Al llegar a Ribadeo estuvimos paseando. Realmente buscábamos un faro, que por cierto nunca llegamos a encontrar, pero de rebote vimos otras muy bonitas.
El viaje en autobús a lo largo de la costa fue espectacular. No podía despegar la cabeza de la ventanilla del autobús. Y eso que apenas dormí la noche anterior. Además de los nervios por vernos, tuve un episodio de sidra la noche anterior, a mi abuela con la televisión a toda mecha hasta la 1, y lo mejor de todo, preguntar a mi tío cuánto se tardaba en taxi a la estación de autobuses. Me dijo que 15 minutos. A las 6.18 de la mañana cogí el taxi. A las 6.23 estaba en la estación, esperando un bus que salía a las 7. Pensé en volver para darle con algo en la cabeza, pero vi un bar abierto, y el café aplacó mi sed de sangre y venganza.
Como podéis observar, hizo un día estupendo. En la primera parada que hizo el bus pensé que iba a hacer el paleto, hacía bastante fresquito, y allí estaba yo, con falda, sandalias y sin mangas. La ola de calor que asolaba España por aquí se tradujo en un día fantástico. Incluso me quemé la nariz.
Me encanta cómo señalizan los puntos de interés turístico.
No os perdáis esta foto. Estaba deseando asomarme, convencida de que estaría lleno de turistas que no habían visto el cartel., o extranjeros.
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¿Qué tal una barandilla para estas cosas? |
Pero no, el foso estaba vacío. Seguramente porque hacía un día estupendo. Cuando haya niebla o por la noche debe haber dentro un ambientazo increíble.
Y aquí estamos las dos exploradoras. No diréis que no hicimos un acto de fé pidendo que nos hicieran la foto.
Mandarica me dijo que podíamos ir a ver una playa que le habían dicho que estaba muy bien, y allá que nos fuimos después de comer. Chic@s, es una playa impresionante. Playa de las Catedrales, os la recomiendo encarecidamente. Si tenéis la oportunidad no dejéis de visitarla.
La peculiaridad de esta playa es la forma que tienen las piedras, y cómo están dispuestas a lo largo de la costa. Ver cómo sube la marea aquí debe ser todo un espectáculo.
Y en cuanto a Mandarica, decir que estoy encantada de haber pasado el día con ella. Es una persona divertida, alegre y optimista. Al igual que sucedió a través del blog, congeniamos enseguida, tuve la sensación de haber pasado el día con una muy buerna amiga, y aguantó estoica mi compulsión por las fotos. Por curiosidad os diré que fueron 80, de las cuales se salvaron 67.
Tenemos que repetir, tienes pendiente una visita por tierras valencianas, sobre todo para conocer a mis bestias.
¡Feliz semana a tod@s!