Patriotas, James Wesley Rawles

Hoy os traigo una historia apocalíptica de esas que tanto me suelen gustar. En este caso el desencadentante no es una plaga zombie o alienígena. Se trata de una crisis económica. ¿A que da más miedo que si os hablo de hordas de zombies?

El argumento prometía, y el principio también, ya que en las primeras páginas no leías nada que no puedas escuchar o leer en la actualidad relacionado con la actualidad económica.
Pese a que prefiero ser prudente a la hora de valorar las lecturas, puesto que el gusto es algo muy personal, y muy relacionado con el momento en el que estés, con esta no me puedo resistir, ya que creo que es la peor lectura que he escogido en años. Salvo que seas americano, te gusten las armas más que respirar, pienses que el mundo tal y como lo conocemos se puede acabar en cualquier momento y quieras prepararte, el libro es infumable.

Todd y T.K se conocen en la universidad, y desde entonces dedican mucho tiempo, esfuerzos y dinero para prepararse para afrontar un apocalipsis. En la actualidad, Todd junto con su mujer, dos parejas más y varios amigos solteros forman un grupo entrenado y preparado para resistir la situación actual.

El problema lo he tenido cuando me he encontrado muchas páginas que más bien parecían una especie de guía detallada de todo lo que es imprescindible para sobrevivir y autoabastecerte,  si eres americano y llevas media vida preparándote para ello. Los protagonistas tienen una filosofía de vida "survivalist", o lo que es lo mismo: hacen de la preparación para la catástrofe casi una forma de vida. 

Las continuas referencias a tipos de armas, munición, trajes de supervivencia, conservación de combustible, mecánica y bricolage "survivalist" me han mareado muchísimo, y también aburrido.

Tampoco me ha gustado el exceso de celo religioso, llegando incluso a parecerme cómico en alguna escena. No me refiero a tener fé, que eso siempre lo defiendo. Es más bien el casi fanatismo que muestran. Os pongo el ejemplo de dos de los protagonistas que quieren casarse, lo que no es raro, pero sí lo es que decidan hacerlo porque "no quieren vivir en pecado más tiempo, y se  arrepienten de haberlo hecho". Menos mal que contaban con un pastor, porque si no se lía parda. 

Tiene dos partes, igual de aburridas. En la primera se desencadena el caos que llevará a la destrucción de nuestro modo de vida, y en la segunda se desata una guerra civil, para luchar contra la opresión de un nuevo sistema que pretende restaurar el anterior. 
No sé cuál de las dos es peor. Al menos he descubierto que los tanques llevan dos entradas al depósito de gasolina en el parachoques, y que es muy buen lugar para meter una granada, aunque el mejor es el lado derecho, porque conecta con el sistema eléctrico. 


Por si fuera poco, me he encontrado con una contradicción terrible. Los protagonistas invierten años y tiempo preparándose para resistir, y se tiran la mitad del libro contándolo todo. Pasados tres años, comienzan a interactuar con granjeros vecinos que también han sobrevivido. ¿Perdón?????? ¿Tanta preparación y luego resulta que un granjero con dos vacas ha hecho lo mismo que vosotros?
Impresionante. Me he quedado con las ganas de saber cómo sobreviven esas familias, y bastante harta de leer acerca de tipos de armas, trajes de camuflaje, estrategias militares y preparación de casas búnker.

A pesar de todo, resulta inevitable pararte a pensar en la fragilidad de nuestro modo de vida, y lo sencillo que resultaría destruirla, por no hablar de lo poco que íbamos a durar la mayoría de los mortales si se diera el caso.

Como ya he comentado alguna vez, lo que de verdad asusta es que  no hace falta pensar en armas exóticas ni en invasiones de ciencia ficción. El simple hecho de desabastecer las ciudades de agua y electricidad puede desencadenar un caos absoluto.

Buscaba una lectura para desempacharme de tanta lectura romántica, pero vuelvo directa a ellas. Menudo trauma tengo.