Las cuatro postrimetías, Paul Hoffman

Para hablaros de este libro tengo que contaros algo de la primera parte, La mano izquierda de Dios


El Santuario de los Redentores es un lugar enorme y desolado, un lugar sin alegría ni esperanza. La mayoría de los muchachos que lo habitan entraron en él siendo sólo unos niños y han crecido sometidos al régimen brutal de los redentores que utilizan su violencia y su crueldad para obligarles a servir a la única fe verdadera.
En uno de los pasillos que se abren en medio de los desolados vericuetos del santuario, hay un niño. Debe de tener unos catorce o quince años. Hace mucho tiempo que olvidó cuál era su verdadero nombre. Ahora todo el mundo le llama Thomas Cale. Es un muchacho extraño y misterioso, encantador pero malicioso y tremendamente violento. Está tan acostumbrado a la crueldad que parece inmune a ella.
Sin embargo, muy pronto abrirá la puerta equivocada en el momento equivocado y, tras ella, descubrirá la belleza más sublime y la verdad más despiadada. Su única opción es huir, pero ¿podrá Cale burlar la vigilancia de los redentores y abandonar el Santuario? ¿Logrará escalar sus muros impenetrables, atravesar las inhóspitas tierras del Malpaís y llegar a la mítica ciudad de Menfis, gobernada por los Materazzi? Más aún, de lograrlo, ¿podrá escapar a los tentáculos de los redentores?
Porque los redentores no quieren dejar escapar a Cale a ningún precio… no por el secreto que ha descubierto, sino por uno mucho más aterrador que posee sin saberlo.




La vida en el Santurario de los redentores es muy cruel. Niños maltratados y explotados, además de famélicos. Huérfanos, niños vendidos, nadie sabe su origen. Con esta premisa el comienzo es duro y el protagonista,  Cale, es el típico antihéroe. Cuando consigue escapar del Santuario se expone a una vida huyendo, pero también descubrirá muchas cosas que le han sido negadas. Es un  superviviente, que intenta pasar de todo y todos, aunque la mayoría de las veces acaba haciendo todo lo que hace por los demás. Henri el Impreciso me parece un personaje muy tierno. Adoro la ironía de Kleist. La prota, Abber no me ha gustado mucho. Por una vez me ha sobrado la parte sentimental, aunque influirá mucho en hacer madurar al protagonista.

Bien, pues dicho esto, tenía hace tiempo la segunda parte esperando, y no he podido quedar más decepcionada. 


Vaya manera de destrozar una buena historia. Si la primera parte creo que es una gran historia de fantasía, esta segunda parte apenas tiene contenido, más allá de estrategias de batallas y la posterior batallita. Ha sido decepcionante, ya que  el primer libro es muy recomendable. Aunque no leo mucha fantasía, me pareció muy original.
Sin embargo la decepción  ha sido tremenda. Son tan diferentes uno del otro que ni siquiera  parecen escritos por el mismo autor. No seguiré con la serie, y me da pena, porque creo que podía haber sido muy buena. O en todo caso lo seguiría si leyese que ha vuelto a la esencia del primero.