Los caminantes, libros dos y tres, Carlos Sisí

Lo he pasado mal, pero que muy mal. Y no ha sido precisamente con los zombies. A estas alturas ya sabes lo que son, y a qué atenerte con ellos. El problema está en los supervivientes. No todos son buenos en absoluto, y como suele suceder, conoces lo mejor y lo peor del ser humano cuando se somete a situaciones extremas. Sin embargo, en este caso ha ganado por goleada la maldad humana.  

A lo largo del segundo y tercer libro,  los supervivientes de Carranque se enfrentarán a algo mucho peor que los trillados muertos vivientes. El Padre Isidro consigue que llegues a cotas de odio insospechadas. Ha terminado siendo cansino y odioso, y me ha recordado demasiado al asesino de viernes 13. Por si no tuvieran bastante con él, aparecen más personajes que casi lo igualan en maldad.
No hablaré de personajes concretos para no desvelar posibles supervivientes, porque sufrirán una masacre considerable. Lo que viene siendo una escabechina en toda regla.
Sí os puedo hablar de algunos nuevos.  Entre ellos Alba y Gabriel, dos niños de 8 y 12 años. Ella es una niña muy especial. Sus premoniciones les han salvado la vida hasta el momento, y tendrán un papel muy importante para uno de los habitantes de Carranque.
Los saltos de situación y personajes son bruscos y te dejan con una sensación de incertidumbre y ansiedad que se reemplaza enseguida por un nuevo escenario en el que, en vez de tener una tregua, hace que tengas más de lo mismo. Ha llegado a resultarme agobiante.
Aunque parezca una contradicción, este ha sido su mérito y su fallo al mismo tiempo. Llevaba tiempo sin estresarme tanto, pero ha sido demasiado. Y por si fuera poco, no ha sido nada benevolente con los protagonistas. Sobre todo con dos de ellos. 
En las últimas cien páginas solo podía pensar ¿Por qué? ¿Era necesario?   
Seguramente habrá sido un tema de expectativas. Me gusta el género porque me entretiene y evade mucho. Es sangriento, cruel, pero de algún modo deshumanizas lo que estás leyendo, porque sabes que es ciencia ficción. Así que lo último que esperaba, y me ha amargado bastante la lectura, es que haya habido tanta carga emocional y tanto cuidado con los personajes, para luego hacer semejante escaramuza. Sobre todo porque en lo relativo a casualidades oportunas y momentos surrealistas es más de lo mismo.
Sin duda me quedaría con el primero, pero como el final es abierto resulta complicado no continuar con los siguientes.Y lo que me ha gustado en general ha sido su forma de escribir. Sabe enganchar y combina los diálogos y las descripciones de forma muy acertada.
Meg y Marilú, si me hicisteis caso, espero que no estéis muy traumatizadas. El lado bueno es que después de esto, podéis leer cualquier cosa sin inmutaros.