El secreto de una dama, Nora Roberts

Miranda Jones, especialista en el análisis de bronces renacentistas, viaja a Florencia para verificar la autenticidad de La dama oscura. A ella le parece, desde el principio, una obra de juventud de Miguel Ángel, pero análisis posteriores confirman que la escultura es una burda copia. Miranda está segura de que el bronce sobre el que ella trabajó era original e intentará probarlo con la ayuda de Ryan Boldari, un seductor ladrón de guante blanco. A la atracción amorosa que surge inmediatamente entre Ryan y Miranda mientras intentan encontrar la escultura original, se unirá el acoso de una misteriosa figura dispuesta a terminar con la reputación y la vida de Miranda.

Otra historia de Nora Roberts que me ha conquistado. Y casi la dejo pasar, porque el título me pareció demasiado empalagoso. 

Miranda Jones trabaja junto con su hermano Andrew en un Instituto de Arte, cuyos propietarios son sus padres, Elisabeth y Charles, millonarios y fríos en la educación de sus dos hijos. 

La estable, organizada y planificada vida de Miranda se ve truncada por un viaje a Florencia, una desacreditación profesional tremenda y la aparición en su vida de Ryan, el guapo guapísimo de la historia. Como todo buen prota masculino es perfecto, o más bien casi perfecto, puesto que en este caso se trata de un ladrón de guante blanco. Esto choca contra los principios y valores de toda una vida de Miranda, pero resultan ser el equipo perfecto en la búsqueda de una valiosa escultura de bronce, que les permitirá a ambos cumplir sus objetivos vitales. El de Miranda recuperar su prestigio y el de Ryan retirarse.

Su romance me ha resultado muy divertido y pese a sus diferencias, bastante creíble.

Pero si me ha conquistado es porque es de los libros de Nora con las que es imposible aburrirse. Cartas y faxes con amenazas, la historia paralela de su hermano Andrew, con sus problemas de alcohol debidos a un divorcio mal llevado, y las descripciones de Florencia han hecho que no pudiera soltarlo una vez empezado hasta el final.

En cuanto al malo malísimo, siempre digo que en sus libros es muy previsible, ya que pesa más la parte del romance. En este caso no sé si es porque estaba demasiado entretenida con romances y paisajes, pero  hasta pasada la mitad del libro ni siquiera me planteaba quién podría ser.

Cuando he puesto a trabajar a mis neuronas detectoras de malos, se han quedado en blanco. Eso sí, entre revolcón y revolcón de los protas, ellas seguían currando, y de repente me ha parecido muy evidente, (como suele pasar). 
En definitiva. Entretenida, romántica pero con mucha acción. No me canso de leer historias de este tipo.