Lugares que no aparecen en los mapas, Berta Noy

En el funeral de su amante, Claudia recuerda cómo conoció a Eliott veinte años atrás, siendo ella una adolescente. A pesar de la diferencia de edad que los separaba, Claudia y Eliott se vieron arrastrados por una pasión tan intensa como destructiva.

Cuando dos décadas después se reencuentran por casualidad, Claudia vive una existencia feliz con otro hombre. Pero se pregunta si podrá deshacerse de la huella que le ha dejado el primer amor. ¿Solo se ama de verdad una vez?

Muchas gracias a Temas de hoy por el ejemplar.

Con las primeras páginas sabía que era una lectura que me iba a hacer sufrir. Lo que no imaginaba es hasta qué punto. Me ha enganchado de tal forma, que no podía parar de leer, pese a saber que no me gustaba el que yo suponía que iba a ser el final, que en realidad lo sabes al principio.

Ha tenido en mi el efecto adictivo de no querer parar de leer. Y realmente me entraban rabietas si tenía que parar, porque bajaba del bus, o era ya muy tarde. 

Dos días he pasado enganchada a Claudia y Eliott.  Y dos días he pasado obsesionada con ellos. Sobre todo ella. Y es que, además de sus virtudes, que han sido muchas, esta historia tiene muchas coincidencias con la que ha vivido alguien muy cercano, por lo que me ha afectado bastante.

Leer Lugares que no aparecen en los mapas significa meterse en una montaña rusa emocional. Pese a que como he dicho al principio, sabía que iba a sufrir, no he podido evitar engancharme a conocer la historia de Claudia. Hija de un prestigioso pianista, pero sin compartir la misma vocación vital, su padre la convence para que tome clases de piano particulares, y así poder librarse del estricto régimen del Conservatorio. 

Y esto será,  a sus 16 (casi 17 años), su gran maldición y a la vez bendición en la vida. Acaba completamente enamorada de su profesor, Eliott Kers, veinte años mayor que ella, casado y con una hija. 

Y mientras te cuenta cómo se enamora y lo imposible de su deseo, te acabas enamorando un poquito de él tú también. 

La narración me ha parecido genial. Me ha metido de lleno en la historia, hasta el punto que olvidaba cuál era el desenlace. Tras conocer la muerte del Elliot, Claudia recuerda todos los momentos vividos con él, y cómo influyó en ella desde que apareció en su vida. 

Compartas o no las decisiones que toman o la situación en la que se ven envueltos, la historia engancha y describe terriblemente bien las emociones de este tipo de situaciones, tanto desde el punto de vista de Elliot y Claudia, como de sus amigas o de Montse, la mujer de Elliot.